lunes, 11 de octubre de 2010

NIÑO CON SU PATITO



Ahora, es lo único que existe. Pero en ese ahora está todo: nada se pierde. El niño que fui sigue ahí, todo lo que sucedió ha sucedido para siempre, haciéndome como soy ahora. Sting, con sus millones y sus mansiones, sigue siendo Gordon Sumner, el hijo del lechero, que le levantaba a las cinco de la mañana para que le ayudase al reparto. Ese tipo de cosas siempre van con uno (y quizás lo salvan muchas veces). El niño Gordon se sentía incómodo en su familia, fuera de lugar en su barrio, inadaptado. Como si no perteneciera a ese lugar. Y esa sensación de extrañamiento está el principio de todo cuanto después hizo para encontrar a Sting. Para encontrar el lugar donde el niño pudiera seguir jugando.

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