miércoles, 5 de mayo de 2010

BLA BLA BLA



Ahora es el tiempo de callar. La gente camina por la calle. El silencio que como una bebida fría refresca y calma. Silencio para centrarme, para escuchar el silencio. Para dejar que el ruido ceda su espacio y la confusión dé lugar a la lucidez. Ahora -en este momento- hago el silencio y permanezco quieto y tranquilo. A la espera, en este espacio de silencio. Voy con las manos en los bolsillos por la calle, silvando una melodía que escuché en el barco del río. Voy mirando con una sonrisa todo eso que pasa y grita. Y saludo con la mirada a los peatones que se cruzan, las mujeres, los niños, los sin-techo, los vendedores de pañuelos y los rumanos con sus ganchos rebuscando en los contenedores. El vendedor de lotería, los chinos del bazar, la barrendera vestida de naranja, la vendedora de periódicos, los jóvenes que colocan sus candados en el puente deseando amores eternos, deseando quedarse para siempre en ese lugar en el que la vista pide el silencio, mientras pasan las piraguas abriendo surcos en el agua. Ahora es el momento del silencio.

2 comentarios:

  1. He visto Triana.
    Ssshhhh... no digas nada...
    El corazon de la ciudad late.
    Respira hondo, pasea un poco mas.
    Y cierra los ojos.
    Ssshhhh... no digas nada...
    :)

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  2. El barrio: ahora con su plaza para pasear y para los niños con las tatas y sus triciclos, Asunción. Y las terrazas. Ya no hay que salir de aquí. Las terrazas, el Emilio, el Alboroní o el Cafetín, de donde ahora regreso. No es contento de vivir aquí (en el sentido desagradable de la suficiencia), pero hace falta esta vida de barrio. Triana es también barrio, pero el mío es Los Remedios (aunque más reciente), y trianero por la acera de mi calle (la avenida separa mucho, como el puente). Tengo que conocer más Triana. Y cierro los ojos. ;)

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